Permanece en manos de la Orden hasta la época de la Reforma cuando fue expropiado, junto con todas las propiedades de la Iglesia, por Benito Juárez. Se vende a la iniciativa privada poco después y se mantuvo como un lugar de hospedaje para los mercaderes foráneos que vendían su mercancía en el antiguo mercado del Quemadero. Funcionando como tal hasta que poco a poco decayó en vecindad.